Cuando nació, su madre le dijo:
“Eres mi amor… y estás destinado a ser dulce
y bondadoso por siempre”.
Y él es exactamente eso, para ella y para todos
aquellos que hoy lo disfrutamos y lo amamos.
Dentro de esa masculina figura de hombre guapo, maduro y profesional, se
mantiene escondida una personal dulce y bondadosa, uno de los mejores seres
humanos que haya conocido jamás.
Aunque, él cree que su calidez es secreta, que está oculta debajo de su adusto
actuar, su aguda inteligencia e irónico discurso.
Es uno de los amigos más leales que haya tenido. Me protege de mi misma,
me impulsa a perseguir mis sueños, a seguir a delante, y lo hace con amor,
paciencia y fidelidad, sin intereses ni egoísmos.
Es mi océano calmo, mi faro, mi refugio, mi orilla ... es a quien yo
recurro cuando me siento perdida o decepcionada, basta sólo una de sus sabias
palabras o uno de sus tiernos abrazos para calmar mi ansiedad y regresar a ser
yo otra vez.
Pero, seamos cuidadosos, que no sepa que ya lo sabemos, dejémoslo creer que su secreto está bien guardado.
Porque él para mí también es “mi amor” … pero todavía no lo sabe.