jueves, 18 de diciembre de 2008

Yo te quiero


Te quiero,
por tus ojos claros,
por tu risa sencilla,
por tus pasos suaves,
y te quiero
por tus cálidas manos,
por tus suaves labios,
por bellos ojos,
dos luceros avellanados,
suave piel como fino mármol.
Desearía poder abrazar tu sombra,
esculpirle mil veces, mil adornos,
y dejarla flotar entre la palabra.

Pensé en tus coloridos prados,
en el octubre y en tus manos,
pues en ellos todo queda sellado.
Numerosos pensamientos juegan
sobre una mesa de azul palidecer;
alrededor, aves de papel vuelan,
Así surgieron sus suaves esencias,
llenando de largas sonrisas la creación.
Su fé, su razón y sus sueños grabados
todos ellos a su encanto regresaron,
y así como el hierro atravesaron,
estos versos emergieron encantados.
Soñé y desperté,
sólo para volver a soñarte.
Y en mi sueño, tú, todo lo eras
Y en mi sueño, tú, aunque no lo quieras.
He regresado sobre mis huellas,
sobre el paso de mi sombra,
mirando hacia el horizonte,
reviviendo el tiempo ya marchito.
Un recuerdo.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Cual dolorosa


Sombra de mi propia sombra,
deambulando, cual dolorosa
por temerarias pendientes,
voy en busca del sosiego.

¿El sosiego a mi profunda agonía?
¡Tan sólo una palabra tuya!

Un simple susurro
Un efímero suspiro
Una dádiva de tus ausentes labios
El sublime bálsamo de tu voz

¿Es tan sólo una utopía?
¿Una ilusión de mis febriles sueños?
¿Un espejismo de mis áridos días?
¿Una sombra de mi propia sombra?

domingo, 7 de diciembre de 2008

El Marco Perfecto

El azul y celeste del horizonte, allí donde el mar y el cielo se funden, es el marco perfecto de una frenética competencia de barcos veleros; la escena muestra la luz brillante de un cálido día de verano, hombres bregando arduamente, luchando contra la naturaleza, midiéndose con sus iguales, con exclamaciones, fuerza, gritos, velocidad, coordinaciones, concentración, adrenalina pura.

Tú estas allí, entre ello. Percibo tu silueta y eso me basta. La imponente presencia de tu recuerdo me rapta. Provoca en mí un vendaval de sensaciones, de sentimientos, de ilusiones, de deseos. Siento miedo de mi misma, de mi inconsciencia, quiero sacarte de mi mente, calmarme.

Me concentro en el apacible volar de las aves, más no tardo en descubrir que sus cantos, traen escondidas tus palabras. En contraste con los gritos de coordinación en la competencia, tus palabras resuenan arrulladoras y dulces en mis oídos, son apetecibles y armoniosos mensajes de amor para mí.

La brisa marina también es tu cómplice y permite que tu aroma me alcance. Sin tiempos ni distancias, me invade. ¡Abandona la competencia! y me posee, derrumbando todas mis barreras.

Yo, indulgente, permito que los rayos de sol me abracen y me pierdo en pasión pura, en busca de tu alma hechicera, que me inyecta de caricias disfrazadas de inocencia.

Las olas, que son tus manos, me toman con la misma urgencia con que controlas las velas del barco, me invitan a olvidarme del mundo, a anidar en tus brazos y disfrutar del paraíso de tus besos, llenos de apasionante adrenalina.

El mar rugiente que eres tú, me tienta diciendo, elevémonos juntos! juntos! hacia el azul y celeste del horizonte, allí donde me fundo con el cielo, marco perfecto para nuestro amor.