Súbitamente, las hojas deslucidas cambiaron de color,
la luna azul se vistió con el mejor de sus encantos,
y los capullos del durazno en flor,
exhalaron fragancias supremas,
todo sucedió cuando Él, dulcemente, le dijo:
“Volveremos a encontramos en abril”
El alba carmesí resplandece más que nunca,
su brillo acaricia suavemente la ligera escarcha nocturna,
fragantes velas vigilan un dulce pensamiento.
De su cuerpo, adornado con blancas orquídeas,
emana perfumes exóticos cuando Ella deja caer sus vestidos:
“Hoy es su abril”