martes, 20 de enero de 2009

Mis Hijos


He sido bendecida por la vida con dos maravillosos hijos, exactamente los hijos que le pedí a Dios que me conceda. Aún ahora continúo diciéndoles que si me hubiesen dado la opción de ir al "Supermercado de Hijos" a escoger los que yo quisiese, los hubiera escogido a ellos dos. Quizá está de más decir que el Supermercado hubiese sido Wong.

Yucsan, el mayor de mis hijos, a sus 27 años conserva esos cautivadores ojos llenos de inocencia, honestidad y bondad que no me pueden mentir, aunque lo intenten. Alegre, explosivo, impetuoso, noble y deliciosamente pícaro. Es la debilidad de muchas y la perdición de muchas otras.

Roberto, el menor y con 23 años a cuestas, está preocupado que no le alcance la vida para cristalizar todos sus sueños y le agobia apurar el paso para aportar todo lo que él le tiene reservado a este mundo. Detrás de toda esa seriedad, responsabilidad y sensatez, sus ojos lo delatan. Revelan al Roberto tierno, sensible y amoroso, encantador.

Ambos son seres sorprendentes, bellos, por dentro y por fuera. Sus defectos los dota de mayor perfección ante mis ojos de madre, porque los reconozco humanos.

Los amo y lo saben. Me aman y no lo ocultan. Me veo en sus ojos y me invade el orgullo. Son como son. Son tal como siempre los quise.

2 comentarios:

  1. Ritaaaaa cuando amor de madre amia!!!! que lindo!!! quieres un baberito??

    ResponderEliminar
  2. que lindo post Rita
    cuánto amor!!!!!
    abrazo

    ResponderEliminar

Todos los días se aprende algo nuevo!!! Gracias por dejarme un comentario.: