jueves, 3 de abril de 2008

Mis Aventuras con Morfeo Parte I

Iris


¿Porqué cada vez que sucede algo “fuera de lo normal”, o que se convertirá en “la anécdota” del viaje, yo estoy durmiendo? esto es algo que me he preguntado muchas veces. Y si, una de las respuestas obvias es que realmente soy muy dormilona, también tiene mucho que ver con mi inexistente espíritu aventurero, mi total apego a la comodidad y despreocupación por los detalles importantes. En los viajes que realicé con mi hermana Iris, mi mejor excusa siempre fue “Iris es la guía experta”.

Una de esas anécdotas inolvidables sucedió cuando cruzamos juntas el Río de la Plata, esta travesía fue una decisión de última hora, no estaba en nuestro itinerario, pero así era Iris, aventurera e impredecible.

Nos embarcamos por la tarde en Buenos Aires, pasamos una placentera noche en pleno río y amanecimos en Punta del Este, recuerdo que cenamos con un grupo de turistas, reímos mucho, cantamos, bailamos y disfrutamos de una cálida noche bajo el cobijo de la luna, más tarde nos fuimos al camarote y como de costumbre yo me dejé llevar por un relajante y reparador sueño de viaje de placer.

La versión de Iris, distaba tangencialmente de la mía. Ella no narraba esa noche como apacible, sino como una de las peores experiencias de su vida:

“fue prácticamente arrancada de su litera por un brusco movimiento, aún media dormida y sin comprender lo que sucedía, observó a través de la claraboya que nos encontrábamos en medio de una gran tormenta, con incontrolables vientos huracanados e inmensas olas. Aterrada, trató de despertarme a gritos sin obtener respuesta, arrastrándose, logró colocarse el salvavidas, luego sujetándose de cuanto podía, en medio de la oscuridad y el fuerte zarandeo del barco avanzó lentamente hacia donde yo dormía, recorrer la poca distancia que nos separaba le pareció una eternidad, de pronto … la calma absoluta. Continuaba lloviendo, pero la tormenta había amainado”

No me despertó.

… y no me habló por varios días. Yo? me enteré cuando todos comentaban sobre la terrible noche que habían pasado, intercambiando experiencias, consejos y direcciones para mantenerse en contacto luego de haber sobrevivido a tan inolvidable aventura.

2 comentarios:

  1. je,je ¿¿dormilona?? no lo sabia, pero que te falte espíritu aventurero, no lo creo.
    ¡¡por cierto debes ser muy dormilona, porque para no sentir tremenda odisea!!
    besos

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  2. No la sentí!!!! pero eso es parte de la aventura.

    Gracias por el comentario

    Rita

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Todos los días se aprende algo nuevo!!! Gracias por dejarme un comentario.: