Mi vida ha cambiado drásticamente desde el sábado último, cuando mi nariz decidió independizarse y andar sus propios caminos, ignorando de hecho que estoy estrechamente “ligada” a ella.
Mis arduos y eternos esfuerzos por vencer mi timidez se fueron “de narices”. He perdido el protagonismo de mi vida. Y sinceramente, no sé si voy a poder recuperarla.
Sólo para que ustedes no piensen que soy fatalista o que estoy exagerando, les relato algunos fragmentos de lo que he venido soportando estoicamente los últimos días:
De golpe, el médico me preguntó: “¿qué le pasa a su nariz, señora? Sin reparar en ningún momento en que era “yo” y no “ella” quien sufría un profundo dolor, debido a sus alocadas decisiones.
Al movilizarnos por la clínica, anunciaban a toda voz: “abran paso, abran paso, nariz rota”. Sin mencionarme. Ignorándome. ¿Quién era yo?, Sólo la persona que la acompañaba, servil, dispuesta, siempre detrás de ella!
¿A quién tomaron las radiografías? A ella
¿A quién trataron con tanto cuidado? A ella
¿A quién miraron mis vecinos cuando regresé a casa? A ella
¿Yo?, ya no existo!
Hasta mis hijos preguntan por ella:” ¿cómo sigue tu nariz, mamita?”
Mis amigos, o quienes hasta ahora yo consideraba “mis” amigos, preguntan por “ella”: y, ¿cómo sigue la naricita? ¿está mejorcita? A mí, ningún engreimiento, ninguna consideración!
¿Es que acaso estoy a merced de sus impetuosos caprichos? ¿Es éste el principio del final? ¿Qué papel me ha asignado la vida? ¿Ser el simple interlocutor entre mi nariz y el mundo?
Mis arduos y eternos esfuerzos por vencer mi timidez se fueron “de narices”. He perdido el protagonismo de mi vida. Y sinceramente, no sé si voy a poder recuperarla.
Sólo para que ustedes no piensen que soy fatalista o que estoy exagerando, les relato algunos fragmentos de lo que he venido soportando estoicamente los últimos días:
De golpe, el médico me preguntó: “¿qué le pasa a su nariz, señora? Sin reparar en ningún momento en que era “yo” y no “ella” quien sufría un profundo dolor, debido a sus alocadas decisiones.
Al movilizarnos por la clínica, anunciaban a toda voz: “abran paso, abran paso, nariz rota”. Sin mencionarme. Ignorándome. ¿Quién era yo?, Sólo la persona que la acompañaba, servil, dispuesta, siempre detrás de ella!
¿A quién tomaron las radiografías? A ella
¿A quién trataron con tanto cuidado? A ella
¿A quién miraron mis vecinos cuando regresé a casa? A ella
¿Yo?, ya no existo!
Hasta mis hijos preguntan por ella:” ¿cómo sigue tu nariz, mamita?”
Mis amigos, o quienes hasta ahora yo consideraba “mis” amigos, preguntan por “ella”: y, ¿cómo sigue la naricita? ¿está mejorcita? A mí, ningún engreimiento, ninguna consideración!
¿Es que acaso estoy a merced de sus impetuosos caprichos? ¿Es éste el principio del final? ¿Qué papel me ha asignado la vida? ¿Ser el simple interlocutor entre mi nariz y el mundo?
Ja,Ja,Ja otra vez me arrancaste una sonrisa, ya lo había leído, pero me vuelve a causar gracia.
ResponderEliminarUn beso