(primera entrega)
Mientras observaba el
ondulante danzar de las olas del mar y camino hacia distantes tierras
desconocidas al otro lado del mundo, desfilaban por su mente escenas de su feliz
y despreocupada vida de tan solo 16 años. No tenía la menor idea de las
infinitas experiencias que su otra vida le tenía reservadas.
El joven inmigrante nació en 1918, en un municipio
de Guandzhou, Cantón, el mismo año que terminó la Primera Guerra Mundial.
Sus primeros 15 años de vida transcurrieron en su pueblo, donde logró asistir a
la escuela dentro de una China convulsionada, con intervención militar japonesa,
en medio de luchas internas y rebeliones comunistas. Era el segundo hijo varón de
la familia Cam.
A mediados del año 1932 su padre, quien
como una de las autoridades de su pueblo tenía acceso a información quizá algo confidencial,
vaticinó la llegada de tiempos aún peores a los vividos, por lo que se propuso
la monumental tarea de poner a buen recaudo a sus descendientes. La primera
oportunidad, que luego descubriría sería la única, se presentó en 1934, cuando el
hijo de nacionalidad peruana de una familia de inmigrantes chinos falleció en el
pueblo y su familia decidió utilizar el pasaporte para ayudar a otro joven a
dejar China. Inicialmente se escogió el mayor de los hermanos Cam, pero el
destino no lo permitió. Cam Yuc Tong murió inesperadamente producto de la
violencia que los rodeaba, la guerra. Así fue como Cam Ling Sang tomó posta.
El viaje de China a Perú le tomó 3 largos
meses, tiempo que utilizó para indagar entre los tripulantes sobre las costumbres
y aprender algo del idioma de la tierra que lo albergaría durante el resto de
su vida.
Sin lugar a duda, durante los largos y
tristes días y noches del viaje, Ling Sang sintió angustia y desolación,
sabiendo a sus seres queridos expuestos a la violencia. Pero, fueron esos
mismos sentimientos los que le dieron las fuerzas necesarias para enfrentarse a
su incierto futuro. Sobre sus hombros recaía asegurar la continuidad del
apellido, proveer desde el extranjero lo necesario para la subsistencia de la
familia en la China y buscar alternativas para que más de los suyos migren de
China.
El plan original hablaba de un alejamiento
temporal, en China quedó postergado el
compromiso de matrimonio con una joven muchacha a quien él no conocía. Este
matrimonio, como era costumbre, había sido concertado por mi abuelo.
En el Perú lo registraron como Julio Cam
Win y fue cobijado por un tiempo en el hogar de uno de sus paisanos.
Nada le fue fácil, pero se esforzó tanto que
al cabo de poco tiempo y con tan sólo 22 años de edad, Julio hablaba y escribía
en un español muy fluido y, como muchos otros inmigrantes chinos, ya era
propietario de 2 pequeños negocios.
Muy bonita biografía, escrita en forma diáfana y con mucho sentimiento, felicitaciones
ResponderEliminarQue interesante querida amiga..me encantó y me siento muy feliz de haberte conocido.
EliminarQue gusto que te haya gustado!!!!
EliminarGracias por el comentario